Escritos adrenalinicos de enfebrecida imaginación

domingo, 29 de julio de 2007

La Lágrima Azul


"La Lágrima Azul"

En un tiempo lejano ya, existía un hada, que gustaba de revolotear por los árboles del Gran Bosque con sus alas violetas en busca de las historias de sus inamovibles habitantes de roble. Solía perderse sola en lo mas profundo y oscuro, porque sabia que allí solo encontraría un peligro: los regaños del mas antiguo de los Viejos Árboles, el Anciano Cecolla, quien pese a todos sus intentos de advertirle a la joven hada, siempre terminaba confiado de su encanto mientras comentaba alguna anécdota antigua de algún reino lejano. Cuentan que un día, el gran árbol estaba deprimido por alguna razón.
"Siéntelo pequeña hada. El bosque llora constantemente la perdida de grandes y jóvenes espíritus verdes. Los humanos han llegado, y nos han traído su destrucción con ellos. ¿no hueles el humo? pronto estarán aquí. Yo estoy encadenado al destino de mi tierra, y no pedo alejarme. Pero tu, tu cuentas con toda la libertad de tus bellas alas para cruzar ha cualquier designio. Ve, abandónanos por favor, ve con quienes perteneces, y solo por esta vez, hazme caso. Mis varios siglos de sabiduría no deberían ser ignorados." Ella corrió, voló, escapó, fue muy muy lejos, casi hacia donde terminaba el bosque, donde no habría más árboles. Pero no había ido hacia donde reposaban los suyos, si no donde se atareaban los humanos en hachar, quemar, y talar las sabidurías de los primeros habitantes del Gran Bosque. Entonces, al revolotear con miedo entre aquellos crueles personajes, entendió todas las historias del viejo sabio, quien le había dicho que no debía temer a los humanos, si no a la destrucción que causaban. Pues era cierto, ellos no tenían forma de herirla porque no podían verla, pues su corazón no era lo suficientemente puro en inocencia y bondad. Esquivo cuanto pudo de las hachas, fuegos y otros peligros, porque aunque abundaba su miedo, le interrogaba constantemente una voz de curiosidad sobre quienes eran y como detenerlos, hasta que vio una carpa muy muy muy grande y decorosa, rodeada de bellos telares de colores sedosos y suaves. La joven sintió la indomable curiosidad sugiriéndole que entrara, y escabulléndose por debajo de un lado lo hizo sin pensarlo mucho. "¿Quien es? ¿Quien anda allí? Os he dejado dicho que por favor no me molestasen mientras descanso", sonó una voz segura y varonil. La joven hada, revoloteó con su vestido rojizo entre los aposentos, y sintió la curiosidad de si ese apuesto hombre podía o no verla, así que decidió observarlo tranquilamente. El príncipe, en cambio, se sintió enormemente confundido, al ver a una increíblemente bella joven, de lacios y negros cabellos, ojos marrones como la madera de roble, y un rostro fantásticamente atrayente, que solo lo observaba con expresión curiosa. "Disculpa, bella joven, pero, ¿quien eres?" dijo el príncipe sin dudarlo un segundo "Eres demasiado hermosa para estar aquí, y que no recuerde haberte visto antes" El hada se sintió de una forma muy extraña que jamás había sentido antes: Su corazón latía fuertemente, su pecho se sentía enormemente presionado, y a cada palabra, a cada letra, a cada respiro de aquel joven tenia impulsos que lograba detener únicamente por su miedo a él. "Dime quien eres." dijo el príncipe acercándose con confianza, pues el sentía también unos impulsos que apenas podía controlar por el honor de su linaje, así como una enorme curiosidad de quien era esa joven que lo miraba remordiéndose el labio del color de las rosas que contrastaba con esa piel tan seductora. La joven, sintiendo un enorme miedo frente al avance incontenido del príncipe, expandió sus alas de pequeños matices transparentes violáceos, y escapó muy veloz de nuevo hacia el bosque... Pero el príncipe era un excelente jinete, y en poco tiempo logro encontrarla sollozando en un claro del bosque, cerca de una pequeña laguna. "¿Por que lloras? ¿Te he dicho algo malo? ¿Que he echo? ¿Porque huyes de mi de esa manera?" Dijo el apuesto joven, desmontándose de su caballo, y acercándose al hada "Porque eres tú quien destruye el Bosque, quien siembra la pena entre los árboles, quien me arrebata mi bello mundo con hachas y hogueras" Lloró la joven, dejando que su dulce voz encantara al príncipe, mientras sus lagrimas asomaban y acariciaban su suave mejilla, "¿Yo? Si, ha sido mi orden, pero no ha sido en pos de maldad. Creí que las hadas no existían, y que no habría nadie en el bosque para quejarse. Y mis ejércitos necesitan de esa madera. ¿Como podría habérseme ocurrido dañar a tan bellos seres de haberlo sabido?" "Pues tú lo harás. Destruirás el bosque, mataras a sus seres, y jamás oirás su voz, su llanto sus quejas, sus lamentos. ¿es que acaso no viven para algo mas que la destrucción? ¿Por que? ¿Por que no pueden vivir como nosotros?" Lloro la princesa hada, dejando que sus puños golpeasen el pecho del apuesto joven, mientras el la contenía con un abrazo suave y gentil, lleno de un imprudente sentimiento. "¿Que debo hacer? Mi gente no podrá vivir sin un hogar que construyamos, y la tuya tampoco lo hará sin un hogar al que no talemos." Su voz sonaba como el noble y justo monarca que su espíritu le dictaba que fuera. Sintiendo una vez más el corazón puro del joven latir cerca del suyo propio, la princesa hada se sintió irremediablemente avergonzada y en pánico al terminar de besarlo en los labios, y otra vez se dejo escapar con sus alas a través del Gran Bosque hacia el lugar mas antiguo. "Escúchame Anciano Cecolla, necesito de tu sabiduría." Se acurruco entre las enormes raíces y entre sollozos y excitaciones, entre temores y sentimientos, le contó todo lo sucedido. El anciano, como siempre lento y eterno, se tomo su tiempo para dar la respuesta adecuada. "Pensé que te había dicho, pequeña hada, que te fueras al otro lado. Pero veo que tu imprudencia ha ido realmente lejos esta vez. No puedes hacer nada al respecto. es el orden natural de las cosas. Yo no puedo morir mientras el bosque me alimente, mientras continué aquí. Tu lo harás en algún momento, envejecerás y luego tu vida terminara para empezar un nuevo ciclo. Como cada bellota que cae de nuestras ramas, tu alma morirá, pero renacerá en alguna preciosa flor que continuara el ciclo. Así también la del príncipe, y yo estaría aquí siempre, eternamente, si la naturaleza nunca hubiese dispuesto a los humanos con la necesidad a la que le servimos. Así, el debe recomenzar mi ciclo. Pero el descuido de los humanos escapa las leyes naturales, y no se dan cuenta de lo que hacen, y del desorden en que lo hacen." La princesa lo oyó y tranquilamente recordó todas las historias del viejo sabio, todas las ideas que le había transmitido desde su uso de razón y todo lo que debía hacer. Voló muy triste y con cierta melancolía, hacia el lugar donde había huido del príncipe, a quien encontró mirando el claro con indecisión he indignación. "Lo siento (dijo la princesa) pero me he asustado sin razón de ti", y una vez mas se unió a sus brazos fuertes y seguros, donde tendría el valor de hacer lo debido."Debes tallar únicamente los árboles mas viejos, pues su madera es inmensamente mejor que la que encuentras en aquellos mas jóvenes" La princesa se sentía confundida, pues dictar lo que la naturaleza no podía hacer le parecía dar la sentencia de muerte, aún cuando a los viejos árboles les agradara la idea de renovar el ciclo y volver a ser jóvenes. Ella sabia lo que diría el gran anciano: "Cuando muera, pídeles que planten mis semillas, así mi sabiduría vuelve a nacer con migo, aun cuando se reparta en varias encarnaciones" El príncipe solo pudo decir una frase a semejante despliegue de sabiduría: "Bien, si ese es el deseo de la mujer a la que amo, que así sea hecho." Y sin dudarlo, beso a la princesa hada con toda la pasión que albergaba, mientras ella soltaba lagrimas,
Lagrimas felices por estar con el amor de su vida,

Lagrimas tristes por que este cambió su mundo,

Lagrimas inciertas como su futuro,

Lagrimas azules que anunciaban que pronto seria reina junto al amor de su vida



Dibujo de
Lilika [Winter Vixen], http://www.lottostudio.blogspot.com (Gracias Hija de las Luciernagas!!!)

1 comentario:

Almendrae dijo...

Estaba ordenando los escritos de lottostudio en mi carpeta.. y me di cuenta q el nº 100 es el del cuadro que te voy a regalar (porque un día va estar en tus manos). =) jeje.

Este cuento.. =D me acuerdo que tenía que hacer unas monitas así todas animés, en cartulina.. y mientras, leía la historia que me contabas, antes de ir a acostarme, cuando recién empezábamos a chatear.
gracias nikito! por todo. =)

Me gusta leer tus post. jeje. Y aunque me recuerdes profundamente al alquimista (o.ô, yo creo que al vésrre..), por lo menos tengo la felicidad de que tus cuentos no "terminen", y nunca me voy a cansar de pedirte: nunca dejes de escribir.

^^ auu!*