Escritos adrenalinicos de enfebrecida imaginación

domingo, 29 de julio de 2007

La Lágrima Azul


"La Lágrima Azul"

En un tiempo lejano ya, existía un hada, que gustaba de revolotear por los árboles del Gran Bosque con sus alas violetas en busca de las historias de sus inamovibles habitantes de roble. Solía perderse sola en lo mas profundo y oscuro, porque sabia que allí solo encontraría un peligro: los regaños del mas antiguo de los Viejos Árboles, el Anciano Cecolla, quien pese a todos sus intentos de advertirle a la joven hada, siempre terminaba confiado de su encanto mientras comentaba alguna anécdota antigua de algún reino lejano. Cuentan que un día, el gran árbol estaba deprimido por alguna razón.
"Siéntelo pequeña hada. El bosque llora constantemente la perdida de grandes y jóvenes espíritus verdes. Los humanos han llegado, y nos han traído su destrucción con ellos. ¿no hueles el humo? pronto estarán aquí. Yo estoy encadenado al destino de mi tierra, y no pedo alejarme. Pero tu, tu cuentas con toda la libertad de tus bellas alas para cruzar ha cualquier designio. Ve, abandónanos por favor, ve con quienes perteneces, y solo por esta vez, hazme caso. Mis varios siglos de sabiduría no deberían ser ignorados." Ella corrió, voló, escapó, fue muy muy lejos, casi hacia donde terminaba el bosque, donde no habría más árboles. Pero no había ido hacia donde reposaban los suyos, si no donde se atareaban los humanos en hachar, quemar, y talar las sabidurías de los primeros habitantes del Gran Bosque. Entonces, al revolotear con miedo entre aquellos crueles personajes, entendió todas las historias del viejo sabio, quien le había dicho que no debía temer a los humanos, si no a la destrucción que causaban. Pues era cierto, ellos no tenían forma de herirla porque no podían verla, pues su corazón no era lo suficientemente puro en inocencia y bondad. Esquivo cuanto pudo de las hachas, fuegos y otros peligros, porque aunque abundaba su miedo, le interrogaba constantemente una voz de curiosidad sobre quienes eran y como detenerlos, hasta que vio una carpa muy muy muy grande y decorosa, rodeada de bellos telares de colores sedosos y suaves. La joven sintió la indomable curiosidad sugiriéndole que entrara, y escabulléndose por debajo de un lado lo hizo sin pensarlo mucho. "¿Quien es? ¿Quien anda allí? Os he dejado dicho que por favor no me molestasen mientras descanso", sonó una voz segura y varonil. La joven hada, revoloteó con su vestido rojizo entre los aposentos, y sintió la curiosidad de si ese apuesto hombre podía o no verla, así que decidió observarlo tranquilamente. El príncipe, en cambio, se sintió enormemente confundido, al ver a una increíblemente bella joven, de lacios y negros cabellos, ojos marrones como la madera de roble, y un rostro fantásticamente atrayente, que solo lo observaba con expresión curiosa. "Disculpa, bella joven, pero, ¿quien eres?" dijo el príncipe sin dudarlo un segundo "Eres demasiado hermosa para estar aquí, y que no recuerde haberte visto antes" El hada se sintió de una forma muy extraña que jamás había sentido antes: Su corazón latía fuertemente, su pecho se sentía enormemente presionado, y a cada palabra, a cada letra, a cada respiro de aquel joven tenia impulsos que lograba detener únicamente por su miedo a él. "Dime quien eres." dijo el príncipe acercándose con confianza, pues el sentía también unos impulsos que apenas podía controlar por el honor de su linaje, así como una enorme curiosidad de quien era esa joven que lo miraba remordiéndose el labio del color de las rosas que contrastaba con esa piel tan seductora. La joven, sintiendo un enorme miedo frente al avance incontenido del príncipe, expandió sus alas de pequeños matices transparentes violáceos, y escapó muy veloz de nuevo hacia el bosque... Pero el príncipe era un excelente jinete, y en poco tiempo logro encontrarla sollozando en un claro del bosque, cerca de una pequeña laguna. "¿Por que lloras? ¿Te he dicho algo malo? ¿Que he echo? ¿Porque huyes de mi de esa manera?" Dijo el apuesto joven, desmontándose de su caballo, y acercándose al hada "Porque eres tú quien destruye el Bosque, quien siembra la pena entre los árboles, quien me arrebata mi bello mundo con hachas y hogueras" Lloró la joven, dejando que su dulce voz encantara al príncipe, mientras sus lagrimas asomaban y acariciaban su suave mejilla, "¿Yo? Si, ha sido mi orden, pero no ha sido en pos de maldad. Creí que las hadas no existían, y que no habría nadie en el bosque para quejarse. Y mis ejércitos necesitan de esa madera. ¿Como podría habérseme ocurrido dañar a tan bellos seres de haberlo sabido?" "Pues tú lo harás. Destruirás el bosque, mataras a sus seres, y jamás oirás su voz, su llanto sus quejas, sus lamentos. ¿es que acaso no viven para algo mas que la destrucción? ¿Por que? ¿Por que no pueden vivir como nosotros?" Lloro la princesa hada, dejando que sus puños golpeasen el pecho del apuesto joven, mientras el la contenía con un abrazo suave y gentil, lleno de un imprudente sentimiento. "¿Que debo hacer? Mi gente no podrá vivir sin un hogar que construyamos, y la tuya tampoco lo hará sin un hogar al que no talemos." Su voz sonaba como el noble y justo monarca que su espíritu le dictaba que fuera. Sintiendo una vez más el corazón puro del joven latir cerca del suyo propio, la princesa hada se sintió irremediablemente avergonzada y en pánico al terminar de besarlo en los labios, y otra vez se dejo escapar con sus alas a través del Gran Bosque hacia el lugar mas antiguo. "Escúchame Anciano Cecolla, necesito de tu sabiduría." Se acurruco entre las enormes raíces y entre sollozos y excitaciones, entre temores y sentimientos, le contó todo lo sucedido. El anciano, como siempre lento y eterno, se tomo su tiempo para dar la respuesta adecuada. "Pensé que te había dicho, pequeña hada, que te fueras al otro lado. Pero veo que tu imprudencia ha ido realmente lejos esta vez. No puedes hacer nada al respecto. es el orden natural de las cosas. Yo no puedo morir mientras el bosque me alimente, mientras continué aquí. Tu lo harás en algún momento, envejecerás y luego tu vida terminara para empezar un nuevo ciclo. Como cada bellota que cae de nuestras ramas, tu alma morirá, pero renacerá en alguna preciosa flor que continuara el ciclo. Así también la del príncipe, y yo estaría aquí siempre, eternamente, si la naturaleza nunca hubiese dispuesto a los humanos con la necesidad a la que le servimos. Así, el debe recomenzar mi ciclo. Pero el descuido de los humanos escapa las leyes naturales, y no se dan cuenta de lo que hacen, y del desorden en que lo hacen." La princesa lo oyó y tranquilamente recordó todas las historias del viejo sabio, todas las ideas que le había transmitido desde su uso de razón y todo lo que debía hacer. Voló muy triste y con cierta melancolía, hacia el lugar donde había huido del príncipe, a quien encontró mirando el claro con indecisión he indignación. "Lo siento (dijo la princesa) pero me he asustado sin razón de ti", y una vez mas se unió a sus brazos fuertes y seguros, donde tendría el valor de hacer lo debido."Debes tallar únicamente los árboles mas viejos, pues su madera es inmensamente mejor que la que encuentras en aquellos mas jóvenes" La princesa se sentía confundida, pues dictar lo que la naturaleza no podía hacer le parecía dar la sentencia de muerte, aún cuando a los viejos árboles les agradara la idea de renovar el ciclo y volver a ser jóvenes. Ella sabia lo que diría el gran anciano: "Cuando muera, pídeles que planten mis semillas, así mi sabiduría vuelve a nacer con migo, aun cuando se reparta en varias encarnaciones" El príncipe solo pudo decir una frase a semejante despliegue de sabiduría: "Bien, si ese es el deseo de la mujer a la que amo, que así sea hecho." Y sin dudarlo, beso a la princesa hada con toda la pasión que albergaba, mientras ella soltaba lagrimas,
Lagrimas felices por estar con el amor de su vida,

Lagrimas tristes por que este cambió su mundo,

Lagrimas inciertas como su futuro,

Lagrimas azules que anunciaban que pronto seria reina junto al amor de su vida



Dibujo de
Lilika [Winter Vixen], http://www.lottostudio.blogspot.com (Gracias Hija de las Luciernagas!!!)

Nubes Rojas



"Nubes Rojas"

Observé tranquilamente la tarde, como se iba Día. Me sentía mal, pues una vez más, El Señor Sol se ocultaba detrás de Horizonte, y en cuanto apareciera la Señora Noche, me sentiría frió y solo. Vagué por el camino de Tiempo, pues él siempre se encontraba ocupado y no me molestaría hoy, hasta que tuve una idea maravillosa. Arriesgado, pero inteligente, con muchas posibilidades de fallar, pero decidido a obtener lo que yo amaba, me escabullí de Mala Suerte un rato, sabiendo que ella me buscaría en el lugar equivocado (pues hoy no saldría a verla), y emprendí mi búsqueda. Vagué otro tanto hasta que El Tiempo me trajo la luz nocturna, a la Señora Noche.
-Disculpa,... Disculpa... ¡Disculpa!- Grite hasta que la anciana me escuchó por fin.
-Ho! perdona, joven, es que estaba mirando hacia el oeste. ¿Hace ya mucho que se ha ido? ¿Crees que lo alcanzaré hoy?
-Pues, si... hace bastante ya hoy. Tal vez si espera lo suficiente lo vea junto a Amanecer. Siempre aparecen juntos.
-El Tiempo me apura joven, ya sabe como es él de malhumorado cuando las cosas se retrasan... tal vez mañana...
-Señora Noche, ¿podría pedirle un favor?
-Dígame Luna, joven. ¿Que es lo que deseas?
- ¿Podría pedirle prestado dos Estrellas? Tengo una idea... y quisiera su ayuda. -¡¿Dos Estrellas?! ¿Muchos buscan su vida entera una sola y tú quieres dos? No puedo hacer eso joven. -Por favor... solo será un momento. No es para mí, es para hacer la imagen más bella. -Pues tu tristeza me conmueve algo... y siempre te veo tan solo y melancólico.. UF! Se que lo dices con franqueza, así que solo esta vez te ayudare. Pero deberás decirme que quieres hacer con ellas. -Pues bien... -luego de contarle mi plan, Luna se sintió tan conmovida, que decidió darme sus dos mejores y más brillantes estrellas.
-¿Y crees que funcionara? -Tengo que intentarlo.
Caminé un poco más lejos entre los senderos de Tiempo, hasta que llego Amanecer, y procedí a pedirle a él la siguiente pieza para mi plan.
-¿Mis nubes rojas? ¿Porque mis nubes rojas? ¿Sabes acaso lo que me cuesta cultivarlas? No son para cualquiera sabes.. -dijo con cierto tono inquisidor.-¿Y para que las querrías de todas formas?
Le comente varias veces mi plan hasta que el muy testarudo lo entendió.
-JA! Te daré las nubes que necesitas. Pero no te servirán de nada, ¿sabes? Mala Suerte no se descuida fácilmente, especialmente contigo. Siempre te está vigilando.
Con ambas estrellas y un puñado de nubes rojas en mi bolsillo, me dedique a caminar un poco más hasta encontrarme con el Señor Sol.
-Hola Señor Día, ¿como se encuentra hoy? Luna lo anduvo buscando toda la noche, y espera verlo mañana junto a Amanecer.
-¡¿En serio?! ¿Ella me ha estado buscándome? ¡Ho Dios! Tendré que vestirme bien de mañana. Aunque no se porque lo hago. Si ella no se interesa por mí, y siempre pasan días enteros hasta que se decide a verme. Vale, si desconfío que realmente me quiera.-Dijo ruborizado con mucho preocupación.
-Oye tranquilo, no hace falta tanto alboroto, que estamos con Invierno y no nos hará falta calor hasta que Primavera decida venir. Créeme, ella si te quiere, es solo que ella se ocupa de cuidar la noche y las estrellas, y no puede escaparse mucho de Tiempo. Pero ella siempre hace el esfuerzo de adelantársele para poder llegara al Día antes y pasarlo contigo.
-Vaya muchacho… que me has abierto los ojos. Tenéis razón, ella siempre esta escapando de él, no de mi... Muchas gracias. ¿Puedo hacer algo por ti en regreso?
-Quería pedirte por favor, tu más calido y acogedor rayo de sol, solo por unos minutos, para... -Y cuando termine de contarle mi plan, Sol rió fuertemente y me dijo:
-Vale. Tu también tienes problemas, ¿ha? Bien, te lo daré, pero solo porque es invierno y no lo uso mucho.
-Muchísimas Gracias señor...
Y partí. Con el cálido rayo de sol, ambas estrellas y un puñado de nubes rojas. Busqué durante unos minutos a Viento, pues el siempre anda detrás de Brisa y estaba seguro que me ayudaría sin problemas.
-Hey, necesito que moldees esto con la forma de mi amada, ¿puedes hacerlo?
-JA! por supuesto, Sabes que el poderoso Viento puede hacerlo todo. ¿Haz visto a Brisa? La estuve siguiendo hasta hace unos momentos, pero se ha escondido de mi. Ella es tan... tan... ¡Dios! Es lo mejor que he visto. -Dijo con ojos lujuriosos y comenzó a trabajar. Tomo las más bellas estrellas para crear los ojos de mi amada, tomo las nubes he imitó su hermosa piel, sus suaves cabellos y su curva y atractiva figura. Y con el acogedor rayo de sol, le dio calidez a su piel, a su voz y a su dulce rostro.
-Muy bien, ahora ve, poderoso y veloz viento, y distrae a Mala Suerte, que no quiero que me alcance hoy.
Dicho y hecho, Viento corrió como el mejor. Y yo corrí hacia ella, que observándolo a él con obligación, yo se que en realidad espiaba hacia mi con cariño. Y deje que me observara entre las nubes, escondida en cielo, casi inalcanzable para mí. Pero hoy no, hoy bastara mi sola mirada para decirle a ella cuanto la amo. Y sé que vendrá hacia mi.

martes, 17 de julio de 2007

Capitulo 3 "Ojos Verdes"

"Ojos Verdes"

-Le disparaste.-
Su voz suena tan tranquila, y yo estoy tan asustada. No se que hacer, estoy... estoy tan confundida. Su abrazo es tan firme, él nunca fue fuerte, ni es muy grande, pero su hombro esta a la altura exacta en la que puedo reposar mi cabeza sobre el, y sus brazos me sostienen con tanta seguridad, que siento que nada ni nadie puede alcanzarme. Miro por un segundo su distante rostro, tratando de descifrar que esconde tras esos anteojos y ese uniforme de conductor, pero me desvio, temerosa de encontrar la respuesta que deseo.

-Esta bien. Yo te cuidaré. No te preocupes. -Atónita, escucho su respuesta y apenas si me contengo. Todo en él me trae confianza, la tranquilidad de su voz, la mirada paciente a través de sus anteojos, el perfume que siento mientras hundo mi nariz en su cuello, aguantando el llanto, escuchando su corazón latir cerca de mis manos entrelazadas sobre su pecho.
-Ahora, dime que pasó. Por favor.
Me tomo unos instantes, escondiendo mi cara en su hombro, no quiero verlo a los ojos, y sentir ese deseo, ni saber lo que piensa. Empiezo a hablar entre sollozos, algunas veces murmurando, otras veces acelerando histericamente.
"Fui al despacho de mi padre. Nunca pensé.. nunca pensé que él... Entré en su oficina, y traté de esperarlo sentada, pero estaba muy alterada. Y él... entró desesperado, lleno de pánico y nervios, murmurando cosas incomprensibles. Traté de preguntarle que sucedía, contarle que me había pasado, pero él, él me no escuchaba. Él solo quería salir de ahí. Revisó los cajones de su escritorio, de forma tan desenfrenada que al no encontrarla los arrojaba... Revolvió los papeles, las carpetas, las fotos, todo, una y otra vez en el piso, hasta que un momento la encontró, y se quedo quieto, mirándome. Arrodillado sobre una pila de papeles, con esa... esa... mirada, llena de arrepentimiento, de nervios, de pecado... Yo... no sabia que hacer... él.. temblaba mientras la sostenía, su caja de habanos... Dijo..."Lo siento, no quise, realmente no quise. Pero, así fue. Tuve que hacerlo. No me quedó opción."
Entonces él entro, con su rabia imparable, su sed de venganza. Jamas había visto a nadie así... yo no entendía.. no entiendo... que sucedió.. porque lo hizo... Entró, apuntando su arma, hablándole a mi padre...Nunca me sentí tan asustada...
-¿Crees que puedes traicionarme de esa forma? -Su voz sonaba tan fuerte, tan grave, casi como si gritara.
-¡No! nunca quise... no tuve opción, yo debía... ellos.. solo.. Dios, lo siento tanto... -El débil balbuceo nervioso de mi padre no serviría de nada. Ese hombre se había convertido en un demonio sediento de muerte.
-Muere.-Fue todo lo que dijo. Era... era como una niebla densa, tan.... oscuro, y tranquilo. Él.. él iba a matarlo.. sentí... pánico.. tenia que hacer algo.. Tomé el perchero y lo golpee en la cabeza con todas mis fuerzas... ¿Que podía hacer? Era mi padre! Aproveché el momento de confusión, tome el brazo de mi padre y salí corriendo. Estaba tan preocupada por él, estaba tan viejo. Apenas si llegamos al elevador del pasillo y el ya jadeaba, con la vista fija en la cajita de madera que sostenía con sus inseguras manos.
Entonces.. entonces él... me empujó dentro del ascensor.
-Perdón... Perdón... pero debes huir... ahora.. dejame aquí... no importa.. vete...
Y lo vi... parado allí.. con la mirada tan triste, y arrepentida. Y me di cuenta, sentí que el iba a...Las puertas se cerraron. Me sentí desesperada, allí, arrojada sobre el piso del ascensor. al lado mio.. la caja.. la caja estaba conmigo. Yo sabia lo que papá guardaba allí, nunca me gustó. La tomé... y presione el botón para abrir las puertas, tomaron una eternidad para abrirse. No creía lo que estaba haciendo.. lo que estaba apunto de hacer... Apunté con el arma de papá hacia adelante. Estaba temblando de miedo. Cuando por fin se abrieron, lo vi en piso, de espaldas a mi, temeroso, pero todavía con vida. Pude observar cuan nervioso estaba por el cuello de su saco mojado en sudor. Tenia la mano levantada intentando protegerse, pero el otro... estaba encima, apuntandole, golpeándolo... Yo... vi... vi... la sangre y... me quedé quieta.. mirándolo a los ojos.. sus ojos.. llenos de dolor, de furia. Y él... debió haber visto el arma de papá en mis manos, y reaccionó. Intento dispararme pero yo... me entró pánico.. hizo un movimiento brusco y yo... disparé primero. Empezó a brotar sangre, y mi visión comenzo a desenfocarse.. se torno difusa, borrosa... Algo.. caí de nuevo en el elevador, enferma, mareada, a punto de desmayarme... no podía creerlo, era la segunda vez que debía dispararle a alguien..."
-Oí un grito... -Los pelos se erizan de solo recordar ese momento, y me invade la tristesa. Si no estuviese abrazada a sus reconfortantes brazos, romperia en llanto. -Oí un grito de mi padre. Y dos disparos más. Cuando el elevador se detuvo en planta baja, no supe que hacer. Corrí, corrí lejos. ¡Lo abandoné! ¡Lo dejé allí, a merced de ese.. ese.. asesino..!
-Esta bien. No te preocupes. No tuviste opción.- dice él, mirándome a los ojos, a mis verdes ojos, llenos de lágrimas, inundados de pena y tristeza, y acaricia mis cabellos, tratando de calmarme. -Ya está hecho. Estas segura aquí, conmigo. Solo... descansa. Te sacaré de aquí, te llevaré donde sea seguro.
Apenas puedo creer cuanto me atrae. Él, siempre tan amable, tan educado, sus manos siempre conduciendo el auto de papá, siempre llevándome a lugares seguros. Su dulce voz, su silenciosa y tranquila compañía, su rostro sereno y atractivo, tan cerca.. tan cerca al mio... sus labios... solo a unos pocos centímetros... Mis manos sobre su pecho sienten su corazón, por primera vez acelerado, mientras nuestros sentimientos se unen liberando pasiones. Cuando él termina de besarme, mi pena es tanta que las lágrimas brotan sin control, y mi sollozo se convierte en llanto. No necesito verlo, para saber que su mirada esta baja, para notar la tristeza de sus pensamientos. Por alguna extraña razón, ya no me preocupa nada. Solo me dejo llevar, ardiendo a cada beso, cada caricia, cada mirada suya, dejando pasar la noche en bajo el entumecimiento de mi apetito por su amor, satisfaciendo cada delirio de mi alma, supliendo mi sufrimiento con la felicidad que me otorga.

Despertamos en la mañana, la habitación del hotel esta azul por el tardío amanecer, y una espesa niebla cubre cada rincón visible de la ventana. El me acaricia, y se viste en silencio. Un minuto mas tarde, hago lo mismo. Cuando termino de arreglarme, lo encuentro sentado en la cama, con la mirada fija en una cajita de madera, perfectamente decorada, con la tapa de dorados rebordes abierta.
-Deja esa arma, y huye conmigo. Por favor... -digo, y cierro la cajita mientras lo beso despacio, pero él... esta diferente.
Sin una palabra, bajamos a la puerta del hotel. El abre la puerta de un taxi, y me dice algo al oído.
-Sube. Toma un tren, yo te seguiré luego. Te quiero, pero debo arreglar algunas cosas si queremos huir.
Su mirada... es tan igual a la de mi padre, en el ascensor. Esa mirada apenada, triste, casi arrepentida. El taxi se aleja, adentrandose en la niebla. Y yo solo puedo mirar atrás, preguntándome si lo volveré a ver, deseando decirle que lo quiero, que vuelva a mi. Lo veo desaparecer entre la niebla, escondiendo algo. ¿Habré llegado a tiempo esta mañana, para impedir que tomara su arma? Una lagrima asoma por mi mejilla, mientras yo ruego que el destino no lo encuentre, ese triste destino de aquellos que se sacrifican para proteger a alguien.

sábado, 14 de julio de 2007

Capítulo 2 "Memoria de Traición"

"Memoria de Traición"

El mareo es tan grande que apenas me percato de estar sentado. No puedo ver bien, ¿Donde deje mis anteojos? tal vez en suelo... Aquí están, al lado del freno. Hay vidrios rotos por doquier, y ¿esto es un volante? Debo haber chocado por esta densa niebla. Todo el cuerpo me duele, y tengo la senasación de que mi cabeza se comprime. Todavía corre adrenalina por mis venas, puedo sentirlo, mis manos tiemblan nerviosamente mientras trato de colocarme los anteojos. La puerta del auto se abre facilmente, y tan pronto como coloco un pie fuera del vehículo, me doy cuenta de que no llegaré lejos, no con esta herida de bala en mi pierna... un momento... ¿me dispararon? ¿Quien? ¿Cuando? Me levanto, sosteniéndome con mi mano sobre la puerta. Algo esta mal. Estoy aterrorizado, quiero largar a correr, pero.. hay algo... que me retiene, algo más que el malestar en mi mente y el zumbido en mis oídos. Debo hacer algo, detener a alguien. ¿A Quien? ¿Por qué? Miles de preguntas surcan mi mente a punto de estallar, y lo único que puedo pensar es en esos atrapantes ojos verdes... ¿A quien pertenecen? A ella... Si.. la recuerdo bien, es tan hermosa. Recuerdo... recuerdo su bello rostro, ¿arrepentido?, no, apenado, la culpa no era suya. Tengo que impedir que él... ¡Eso es! Mi arma, ¿donde la habré perdido? No esta en el piso, por mas que revuelva los cristales rotos, ni en el asiento trasero. ¿Donde esta? ¡La necesito! ¿Donde esta? ¡En mi abrigo! En el bolsillo... La fría piesa de metal negro esta demasiado liviana, aún para lo pequeña que es. Chequeando el cargador solo quedan dos balas. ¡Maldición! ¿Por qué parece estar todo en mi contra? Es el precio de mi traición... No importa, necesito encontrarlo, necesito detenerlo. Pero, ¿Donde estoy? ¡Maldita Niebla! No puedo ver nada. Debo hacer memoria, rastrear mis pasos, tal vez así... Recuerdo... Recuerdo la puerta del hotel, recuerdo subirla a un taxi y despedirla, sus tristes ojos verdes, la lágrima en su mejilla, la manera en que su mirada me dijo "lo siento, vuelve a mi por favor", sin mencionar un sola palabra. Ella desapareció en la neblina mirando hacia atrás, sin saber que yo tenia un arma escondida bajo mi abrigo, y que tal vez no pueda volver a verla. Tal vez sin saberlo, pero sintiéndolo. Me quedé en la puerta del hotel, dentro de mi auto, nervioso. Yo debía disparar primero, debía aprovecharme de su indecisión...

¿Que pasó después? Comienzo a caminar, renguenado, tratando de sostener mi pierna, mirando a través de mis rajados anteojos hacia la callejuela tratando de ubicarme, pero la niebla azul es demasiado densa.
¿Que pasó después? Él entró al hotel, y yo me bajé rápidamente del auto a esperarlo a que salga. Sostenía mi arma en la mano, el arma que él me había regalado hace un tiempo ya. Tenía que convencerlo de que desistiera, de que esto no tenia sentido. De otra forma...
Salió del hotel, usaba un traje gris y sombrero acorde que aunque escondían sus ojos, yo sabia que me observaba con rabia. Pasamos un par de minutos en un aura tensa, hasta que por fin hablé.
-Detente.
-No me traiciones. No ahora. -dijo lentamente, con su voz autoritaria, ronca y feroz.
-Por Favor, hazlo. No tiene importancia ya, ella huyó. No quiero..
-No quieres ¡¿Que?! Le advertiste, me traicionaste.
Yo.. titubié.. no pude.. no pude dispararle bien... Simplemente saque el arma, cerré los ojos, y apreté el gatillo... una y otra vez.... ¿Como pude hacerlo? ¿Como pude dispararle? Aún si se había convertido en un demonio de venganza, él había sido mi amigo. Los sonidos de ambas armas sonaron uno tras otro como gritos desgarradores. ¿Como pude traicionarlo a muerte, a él, a quien me había dado su sangre? Sentí un dolor punsante en mi pierna, y la calides de mi sangre fluyendo hacia mi pie. Abrí mis ojos y vi mi arma humeante, distorsionada por la adrenalina que llenaba mi cuerpo, y por el nervioso temblequeo de mis manos, y corrí. Lo abandoné. Subí como pude al auto, y perdí valiosos minutos en estado de shock, con ambas manos en el volante, antes de darme cuenta que debía encenderlo y salir de allí. Con pánico, me concentre en tomar las llaves y girarlas hasta que encendiera. El rugido del motor se volvió sordo y uniforme, mientras yo me percataba de que él pasaba a mi lado en su auto. Solo pude pensar que el estaba tras ella. Pise el acelerador. Todo se volvió tan confuso. Yo solo trataba de golpear su auto, sin importarme quien o que se atravezase en el camino. Pero no podía ver nada, la velocidad, la adrenalina, mi imperfecta visión. Pasamos tantas calles, tantas curvas, esquinas.... Recuerdo un instante, donde todo pareció congelarse, cuando por fin pude chocarlo de costado, y la forma en que me miraba. Había rabia en sus ojos, rabia hacia mi, hacia el traidor. Si tan solo hubiese podido decirle cuanto lo sentía... Pero el debía ser detenido. Y así fue... Lo avente contra la vereda, hasta que ya no lo vi a mi lado, y luego... choqué.
Ahora lo recuerdo. debe estar por aquí, en algún lado, buscándome. Él no lo sabe, no sabe donde esta ella. Ya casi amanace, y esta niebla no se dispersa, igual que mi dolor. Mi pierna ha sangrado mucho, y no puedo evitarlo, no sin soltar mi arma, y la necesito si quiero detenerlo. Solo me resta esperar, sobre este puente, apoyado en este farol, a que él me encuentre. Y espero ser yo, quien dispare primero.
Triste destino, el de aquellos que pagan por su traición. Triste destino el de aquellos que traicionan, aún por amor.

jueves, 12 de julio de 2007

Capítulo 1 "El Puente"

"El Puente"

Estoy parado en un puente, una vez mas, cerca de donde empezó. La niebla y el alba tiñen todo de un azul oscuro que presagia los segundos que quedan de mi vida. Miro atrás y apenas lo entiendo. Trato de razonar que haré, que debo hacer, y que espera él que haga, pero el dolor es demasiado. La herida en mi pierna me ha hecho perder demasiada sangre, y seguramente me veo pálido y ojeroso. Traté lo mas que pude de sostenerla con mi abrigo negro sobre el corte, pero no logré detener la hemorragia, no si debía utilizar mi mano izquierda solamente (mi mano derecha sostiene la única esperanza de arreglar esto, una Beretta con dos balas de 9mm).
¡Ho! estúpido mi, ¿como lo has permitido? Escucho pasos, del otro lado del puente, donde dejé mi auto inservible. Espero todavía poder apuntar, aún con los golpes en mi frente, con mis anteojos rotos, y con el mareo. ¡El mareo! Es tan fuerte, temo no poder resistir mas.
¡Aclárate niebla de una vez! Levanto mi mano y estiro mi brazo, mientras ruego no tambalear del fuerte apoyo que me da el único farol de luz (que ya no funciona en esta hora del amanecer, pese a la maldita niebla que lo cubre todo.)
Muestrate! ... ¡Cobarde! traidor... Tú....
Mi mente se inunda de recuerdos... ¡No! Déjalos a un lado. No te servirán. Detenlo. Sea quien sea. Debes detenerlo. No puedes... simplemente dejarlo. Pero prometí... Prometí mas cosas de las que podría cumplir. ¿Que harías tú en mi lugar? Debo romper una de las dos promesas.
Los pasos, el también esta cojeando.
-¡Venganza! Estoy aquí para obtener mi venganza, y !¿Tú te atraviesas en medio?! -Su voz suena seca, ronca y severa. No puedo verlo, pero se que esta herido también. No debo vacilar. El tampoco lo hará. Esta tan decidido... ¿Donde está? Maldita niebla azul. ¡Esto es París, no Londres!
-Llamas mi nombre como traidor a la niebla, como si tuvieses derecho a negarme mi Vendetta. ¡Tú eres quien traiciona la sangre que doné en amistad! ¿Es que acaso te has olvidado?
El hombre no es mi enemigo. Nunca lo fue. Pero... debo detenerlo, nos hemos cruzado erróneamente... esos verdes ojos.. no puedo dejarlos. No, no ha merced de el monstruo en que se ha convertido, sediento de una revancha inútil.
-Dejala. -Maldita sea, estoy tratando de imponerme, pero sueno tan débil.- No lo harás. No lo necesitas. Ella... ya se fue. Y nunca la encontraras. No te muestres. Simplemente... retrocede. ¡Hazlo! Renuncia a esta matanza. Antes.. antes de que ambos estemos...
Tristesa. Sangre. Rencor. Familia. Rabia. Amistad. Todo lo que pensé que importaría se ve reducido a una simple acción. Puedo verlo, através de la linea de los cristales quebrados de mis anteojos. Dejo que mi cuerpo se desplome hacia abajo. Ahora, mas estable, sentado con la espalda sobre el farol, puedo hacerlo. Solo debo presionar...
El ruidoso grito de disparo se escucha en eco, y el humo de dos armas idénticas se camufla en la densa niebla azul. Pierdo rápidamente la conciencia, pues la bala atraviesa mi frente. Veo mi cuerpo, sentado, con ambas manos a los costados, la cabeza hacia atrás, mi frente llena de sangre, y mis anteojos tan rajados, que por suerte impiden que vea mis propios ojos. Mi alma sera juzgada pronto, pero antes me permitiré observarlo tambalear, sujetandose el cuello en silencioso sufrimiento, en un intento por retener la sangre, o tal vez por el dolor. Nunca quise nada de esto, y ya no me importa. Veo en otra dirección, en un tren a kilómetros de este puente y esta maldita niebla del alba, hacia sus ojos verdes, su cabello oscuro, y su rostro de perdón y arrepentimiento, que causaron mi contradicción, mi traición, que tuviera que tomar la decisión de mantener mi honor y mi amistad, o perder la vida en desgracia, por amor.
Triste destino el de aquellos que aman y odian, odian y aman.

miércoles, 11 de julio de 2007

Las Ilusiones del Hombre De Burbujas


Las Ilusines del Hombre De Burbujas

Vi al hombre de las burbujas una vez. Era magnifico. Todos las niñas y los niños alrededor de el, riendo y jugando, corriendo y gritando. Y alli estaba yo, mirando las esferas formarse y volar libremente. Yo estaba maravillado por su hermosa forma, por sus movimientos danzantes, por sus extraños colores cambiantes. Era como si tuviesen todos los colores, pero fuesen de ninguno. Como si su mistica transparencia fuese hecha por todas los reflejos dentro y fuese moldeado por ellas por fuera. Vi las burbujas ir y venir, preguntadome por que eran ellas tan intrigantes?, y encontre la respuesta. Eran una ilusion, estaban para fascinarnos, para intrigarnos, para envalentonarnos, para darnos fuerza y esperanza. pero entonces todo se detuvo. Todas las risas se fueron, todos los juegos terminaron. y cuandro pergunte, el hombre de las burbujas me miro con sus tristes ojos y me dijo.

"Lo siento muchacho, pero ya no quedan ilusiones en mi frasco para ti"


TEXTO ORIGINAL QUE ESCRIBÍ EN INGLES:

The Ilusions Of The Bubbleman

I saw the bubbleman once. He was magnificent. All the boys and girls around him, smiling and playing, running and shouting. And there i was, watching the spheres form and fly freely away. i was wondered by their beatifull shape, by their dancing moves, by their strange changing colors. It was as if they had every color, but where none of them, as if its mistique trasnparence where made by all the reflections insade, and out side where molded by them. I saw the bubbles wondering, asking my self why where them so intriguing and i found the answer: there where an ilusion, they where there to fascinate, to intrigue, to encourage, to give us our hope and strengh. But then all the dancing stoped, all the laughs where gone, all the games had ended. And when i asked, the bubbleman looked me with his sad eyes and said:


"I'm sorry young boy, but there are no more ilusions in my jar for you"