Escritos adrenalinicos de enfebrecida imaginación

miércoles, 28 de noviembre de 2007

En mi Sueño



-¡Despierta niño! ¡Oye niño, despierta! ¿Que haces ahí tumbado, con la camisa abierta de esa forma?

El joven, no tan niño, abrió los ojos despacio, tratando de recordar. Mareado y muy desorientado se acarició el pecho en el lugar que le dolía, justo donde solía estar su corazón. Cerró su camisa negra, ocultando la cicatriz, y miró hacia el cielo, de donde provenía esa extraña voz. Asomaba por sobre el horizonte el gigantesco rostro de una mujer de muchos años, de cabellos coloridamente rojizos y enrulados.

-He, disculpe, señora.-
dijo el joven-Pero yo tampoco se que estoy haciendo aquí. La tormenta de anoche me dejó algo perdido, y mi pecho me duele.

-Pues yo estoy buscando mis estrellas. Deje a Luna, la mayor y mas brillante para que las cuide, pero se escapó a perseguir el sol, y algunas estrellas se perdieron en la tormenta. ¡Deben estar desperdigadas quien sabe donde! Castigaré a Luna ni bien la vea.

-Mantendré mis ojos abiertos por sus estrellas, señora. Si encuentro alguna, ¿a donde las devuelvo?

-¡Pues al cielo, ¿a donde mas?! Diles que Noche anda buscándolas. Ten cuidado, jovencito, debo irme porque estoy cansada y ya casi llega Amanecer.
-Ho, Adiós, señora. -Dijo el joven, y luego comenzó a caminar. Con los pies agotados, siguió el extraño sendero verde por algún tiempo. "¿A donde me llevará este?", se preguntaba constantemente. No se sentía seguro en ningún lugar que no fuera su hogar, pero, ¿donde quedaba su hogar? ...
-Zzzzz... Ziento un extraño zerca, ¿Quien erez, cara de perro?- dijo una voz sibilante.
El muchacho miró sorprendido a la izquierda, a la derecha, arriba, buscando en el enorme campo verde la procedencia de tan peculiar sonido, hasta que encontró un pozo casi bajo sus pies.

-Ho, por poco caigo.
-Zi, por poco, cara de perro.-
dijo el arreglado personaje de cuerpo alargado y multicolor que salía del agujero. Con el pelo muy peinado hacia ambos lados, la sonrisa muy deslumbrante y sus ojos muy oscuros, parecía querer ocultar sus intenciones.

-¿por que me dices cara de perro?

-Velo por tu mismo, perro, mira tu reflejo en el agua.
Con desconfianza, se acercó a un charco de agua y observó entre el barro una imagen algo confusa. Primero un hocico, grande, y negro, y lleno de dientes afilados. Segundo, unos ojos tranquilos y cansinos, y al final, justo donde terminaba el reflejo, orejas peculiarmente triangulares y puntiagudas. Se apartó luego de unos minutos, casi decepcionado de si mismo.
-Azí que dime, cachorro, ¿que hacez aquí perdido?

-Estoy buscando algo.

-¿Ho, acazo no lo eztamoz todoz? -replicó rápidamente el gusano.-Dime algo máz.

-Mi hogar, creo. Pero no se donde debo ir.
-Lejoz, zeguramente. La tormenta los deja a todos muy lejoz y perdidoz, pero no a mi, no, yo tengo mi agujero. Zi el zielo ozcureze, ocultarze me funziona muy bien.
El joven lo miro extrañado. ¿Ocultarse? ¿Funcionaria ocultarse la próxima tormenta? No, había algo que no le gustaba, que no le parecía del todo correcto en tanta estabilidad.
-Pero, ¿si tu estas allí, mientras el mundo cambia, siempre en el mismo lugar, no te aburres?
-Ezo, no te intereza, cachorro.-contesto el gusano enfadado. -Ez mi forma de vivir. Hay muchaz cozaz que tampoco cambian, y no por ello son aburridaz. Mira el brillo de laz eztrellaz, ez ziempre el mizmo y nunca me canzo de verlo. Ezpecialmente la eztrella del zur, ez la maz bonita.
-Te tengo malas noticias, pues hace un momento Noche misma fue quien me dijo que la tormenta sacudió hasta las estrellas. Ni siquiera ellas son ajenas al cambio.

- ¡Ho No! Que tragedia. Debo partir ahora mizmo, la eztrella del zur podria eztar perdida! Zi cayó, debe eztar hacia el oezte.

- ¿Partir? ¿estrella? ¿Oeste?

-Ven muchacho, ven, nezezitaré de tu ayuda para encontrarla. Y tal vez zepamoz donde puede zer tu hogar.

El joven dudó, pues no creía encontrar su hogar hacia el oeste, pero viajar solo y desorientado, no puede ser mejor que viajar mal orientado y casi bien acompañado. Caminaron (o se arrastraron, dependiendo el caso) en la dirección apuntada, ambos con ojos muy abiertos, el joven perro y el gusano multicolor. No les tomó mucho tiempo divisar algo lejano, con un brillo muy deslumbrante.
-¿Crees que sea la estrella?

-No, muchacho, zze mueve demaziado. Y no ez un zolo brillo, son muchoz juntoz. ¿Que zera, que zera? Vamoz a ver.
Pronto comenzó a entender lo que el gusano le refiera, pues allí habían muchas luces pequeñas que iban y venían, danzaban y revoloteaban, todas de colores violáceos, fucsias, y rosados, pequeñas alitas juntas de a pares que parecían las flores perdidas de un jardín aéreo.
El joven se acercó, maravillado, hipnotizado, con los ojos perdidos entre tanto movimiento.
-Quieto, cachorro -Dijo el gusano enredando su brazo- Laz cozaz bellaz ziempre tienen un prezio.
Y así era, pues no tardo mucho en aparecer un extraño sujeto, muy bajito, casi del tamaño de una media de deportista. Tenia manitas como de bufandas finas, y por el hueco de arriba apenas asomaba la mitad de una extraña cabeza anaranjada, con los ojos amarillos y pequeñitos.
-No dezido zi me recuerda una jugoza naranja o un canario hambriento de mí-Susurro por lo bajo el gusano, temeroso de que si se caía la abrigada media descubriera un amenazador pico.
-¡¿Quienes son ustedes?! -dijo una voz chillona he irritada- ¡¿y que hacen entre mis mariposas?! ¡Aléjense, aléjense, shu shu! ¡Sobre todo tu, lobo, aléjate!

-Pero.. pero...

-¡Pero nada! ¡Shu, SHUUUU! ¡Vienen a robarse mis bellas mariposas! ¡Y con lo que me costo juntarlas después de la tormenta! -
gritaba la pequeña bolita de lana agitando sus manos como si fuese a asustar al no tan pequeño cachorro.

-¡vamonoz, por favor, antez de ver zu pico! -
el gusano estaba tan asustado, que se había enredado todo a lo largo del brazo del joven perro, quien permanecía sereno y valiente al refunfuñeo del enano. Le parecía entretenido semejante despliegue de actividad, y las mariposas eran mucho mas llamativas.

-Dime, ¿eres su guardián? -Preguntó curiosamente.
-¡¿Que te importa a ti?! ¡Si son mías o si las robe no es tu asunto! ¡Eres un perro! ¡¿que sabes tu de ser un guardián?! -Contestó la pequeña bolita, y no tardo mucho en darse cuenta de la trampa del lobo, quien cambió drásticamente su carita de cachorro desorientado por un amenazador gesto, mostrando los dientes, estirando hacia atrás las orejas, babeando y salivando agresivamente por carne.
-No existen mejores guardianes que los canes mismos, ¡Pajarillo ladrón! Grrrr... ¡Gruaf Gruaf! -Y ladrando y gruñendo se arrojo encima del enanillo, quien corrió y corrió, rogando no tropezar con su abrigo y que sus torpes patitas cortas le diesen suficiente carrera para librarse de la furia de semejante bestia. El lobo se detuvo a pocos metros, y lo observó alejarse y alejarse, y alejarse, hasta convertirse en un punto mas de la línea del horizonte.
-Enorme dezpliegue de valentía, joven lobo-dijo el asustado gusano, que poco a poco se desenroscaba de su brazo y tranquilizaba.
-jijiji, si, muchas gracias, joven lobo.-dijeron muchas voces en tonos dulces y melódicos.-ese pajarillo nos mantiene cautivas desde que termino la tormenta. Nuestra guardiana se perdió y todavía la estamos buscando.
-Puez nozotroz buzcamoz una eztrella, ¿han vizto alguna?
-ji ji, estrella, estrella... ¡Ha! Hemos visto algo, pero no sabemos si era una estrella. Aunque parecía serlo, era brillante y dorado. No esta muy lejos de aquí, si todos volamos.
-Disculpen, bellas señoritas, pero ¿Como pueden volar un perro y un gusano?

-Pues hagan lo mismo que cualquier ser humano, ¡Monten una nube de ilusión! Es fácil, solo súbanse.

El perro la miro extrañado, y al ver al gusano entendió lo que estaba pidiendo. El alargado amigo comenzó a mirar hacia arriba, y cerrando los ojos, concentro todas sus ilusiones en encontrar esa estrella, que tanto brillo daba todas las noches, y pronto apareció del cielo una nube con forma de oveja, con hermoso lazo rosado y pequeñas alitas como mariposas en cada pata. El joven intento he intento, se concentro todo cuanto pudo, hizo hasta fuerza, pero no logró juntar una sola ilusión.

-¿que paza, cachorro?
-Un lobo sin ilusiones, extraño eres. -Dijeron las voces dulces en tonos de canción. -Pero no te preocupes, la ilusión de tu amigo es tan fuerte, que puede llevarte a cualquier lugar.
Y acto seguido, ambos se subieron a la nube oveja, el gusano enroscado en el cuerpo del joven lobo. Volaron y volaron, entre miles de otras ilusiones extrañas que el joven miraba con melancólica, preguntándose porque no tenia él una ilusión. De entre su ensueño, diviso a lo lejos el brillo dorado que le señalaban las mariposas. Llegaron a un extraño árbol, no muy grande, pero extraño al fin. Parecía seco, y tenia forma de estrella en la punta, muy florecida, y dos ramas curvas la custodiaban, mientras que cada rama siguiente era un línea puntiaguda recta y horizontal.
-¿Es esta una estrella? -Preguntó el inexperimentado joven.
-Maz bien, parezze un árbol.
-Que extraño árbol -dijo el joven.
-No ez un árbol, ¡ez un cardo gigante! jaja, aunque extraño zi, la tormenta trae cozaz lejanaz. Pero noz zervira para dezcanzar un tiempo.
Bajo su sombra, apenas si entraban sus cabezas. Todas las mariposas se relajaron en cada rama, y volvieron colorido el seco cardo dorado, mientras los dos viajeros intentaban descansar sus agotadas piernas, pero por mas quietos que estaban, el piso no dejaba de moverse.

-¿Será por el viaje, que todavía nos sentimos extraños?

-Ezto no ez mareo de vuelo, ¡Ezto ez un terremoto! ¿Que haremoz, lobo?
-Pues, ¡veamos porque se mueve la tierra! -cantaron las mariposas, a quienes no parecía preocuparles tanto como a los dos caminantes. -¡Desde aquí vislumbramos un gigante! Debe ser él quien mueve la tierra. -Dijeron abalanzándose hacia una colinita, en la cual había un enorme hombre, vestido de elegante traje negro, con rebordes dorados, y una colorida camisa roja, que hacia juego con la cinta de su sombrero Bombin negro, y sus botas tejanas. Llevaba una bandeja en la cual posaba una pequeña casita. El lobo y el gusano pronto siguieron a las mariposas, y llegaron tambaleantes junto al gigante.
-Hu! Hola! Buenos días! -Dijo el gigante con voz alegre.-Disculpen ese último sismo, es que casi se cae una casa.
-¿Que estas haciendo moviendo casas, gigante?

-Las ordeno, obviamente. Y no a mi gusto, ¿sabes? Estoy castigado. Mi tía Tlaltecuhtli se enojó mucho porque ayer descuidé estas praderas y todos los hogares se revolvieron.

-¿Tu tía ez quien? -Preguntó el gusano, semejante nombre era muy difícil de pronunciar y debía de ser de tierras muy lejanas.
-Tlaltecuhtli. La diosa de la tierra, aquella de cuyos cabellos se hicieron los árboles, flores y yerbas, de sus ojos pozos, fuentes y cuevas, de su boca ríos y cavernas, y de su nariz valles y montañas... En fin, ella me mando a cuidar estas tierras y las descuidé. Como castigo, debo ordenar de nuevo cada casa y edifico en su lugar. Al menos son pocas. ¿Y ustedes? son un grupo peculiar. Un Joven perro, un gusano, y un montón de mariposas.

-Yo buzco una eztrella, el buzca un hogar, o ezo cree, y ellaz a zu guardián. ¿Haz vizto alguna de laz trez?
-mmm... pues, no. Las estrellas se cayeron del cielo, tu hogar no esta entre mis tierras, y no he visto a ningún guardián mas que a mi mismo.

El joven lobo y el gusano tenían expresión melancólica. Ninguno tenia la mas remota idea de donde encontrar lo que buscaban, y el joven ni siquiera tenia ilusiones.

-Ho, ¿pero porque la cara larga perro? jejej, solo una broma, a ver, déjame pensar. -
Dijo, y tras unos minutos concentrado, su rostro cambio a un gesto de idea.- Recuerdo algo que tal vez le sirva de ayuda. Hace poco vi un brillo en el cielo, el último antes de la caída de las estrellas, un poco mas hacia el oeste por donde vinieron.

-¡¿En zerio?! ¡Puez no perdamoz tiempo! Graciaz gigante, iremoz en eza direczión. -El entusiasmo del gusano era evidente, pues tenia mas ilusiones que nunca. Su nube era ahora mucho mas grande. Pero el lobo seguía con cara de preocupado, y rezagado, no pudo evitar dejarse interrogar por el gigante.
-Dime, cachorro, ¿estas seguro que estas buscando un hogar? la tormenta puede haber sacudido todo, pero tu pareces haber perdido otra cosa.
-Yo... la verdad no lo sé.
-Estas dudoso, muchacho. Ya encontraras lo que buscas. si sabes reconocerte a ti mismo.
El joven no entendió, pero le dio adiós y gracias, y se subió junto al gusano sobre la nube oveja. Otra vez, el viaje resulto en la melancólica imagen de su falta de ilusiones. Mientras el gusano y las mariposas se divertían observando las formas de las gaseosas nubes, el muchacho se quedaba cayado y sin entender demasiado. Para él, había muchas nubes, pero ninguna forma. casi triste, dejó perder su vista en algún punto lejano, tal vez allí donde alguien lo esperaba, con aquello que había perdido.

-¡Cuidado! -
Gritaron muchas voces, pero el lobo estaba tan absorto, que no escucho la advertencia, y no tubo oportunidad de evitar chocarse contra el hilo de la soga, y tras agarrar algo cayó de bruces en la tierra. El golpe fue duro, si, pero no se daño demasiado. Tardó algunos segundos en darse cuenta que estaba boca arriba, y que el bulto en sus manos se movía.
-Miiiaaaauuu.... miaaauuuu...
Una dulce gatita asomaba por entre los dobleces de un viejo pañuelo, y lamía el hocico del maltrecho joven.

-Hay.. hay... me dolió... -Dijo sentándose- ¿Estas bien gatita? Veo que si. Al menos uno de los dos.
-Oye muchacho, ¿estas bien? -Dijo la dama gorda que estaba justo frente a él. -Las caídas duelen. Yo misma me golpee anoche durante la tormenta. ¡Que caída! Y ahora no tengo idea de como volver. ¡Y que preciosa gatita tienes entre manos! Si no eres un cachorro amoroso.
El joven perro tomó unos segundos de silencio, mientras la dama hablaba, y hablaba, y hablaba, sobre como estaba tan tranquila ella anoche, y como la tormenta la sacudió a ella y a muchas de sus hermanas, y como se cayo, cuando por fin el cayó en la cuenta de quien era la dama de dorado brillante en frente suyo.

-Disculpa -Dijo el cachorro, tratando de que por un segundo la dama lo dejase hablar.-Disculpa, ¿eres una estrella? ¿Eres la estrella del sur?
-¡Pues obvio que lo soy! ¡¿Quien brilla tanto como yo, si no?!
El gusano, que no pudo evitar que su amigo cayese, se apresuro a bajar con su nube oveja, seguido de montones de mariposas, y su sorpresa fue enorme cuando por fin llegó y escuchó la conversación.
-Hooo, no puedo creerlo, erez tu. Por fin, por fin, tanto hemoz buzcado por ti.-
Dijo emocionadamente, sus ojos brillaban de alegría y sus sonrisa era aún mas grande que de costumbre.- ¡Ho! ¿Eztaz bien cachorro? -Preguntó casi avergonzado por el descuido.

-No importa, estoy bien, ¡pero la encontramos!
-¿Me han estado buscando? -Preguntó la dama gorda, con mucho orgullo.
-Ni bien noz enteramoz que habiaz dejado de brillar en el zielo, ho, prezioza eztrella. Tu brillo me ha iluminado tantaz nochez, y tantaz vezez me ha alegrado, que me preocupó el no verte maz, puez ninguna de tus hermanaz, ni ziquiera la ezcurridiza luna, ez tan hermoza como tu- Dijo el gusano, acercándose a la brillante dama.
-Hojojo, eres muy hábil, y peculiar, para un gusano. Hasta eres divertido. Muchas gracias por buscarme, estoy bien, Me agrada la tierra. Es un lugar interesante. ¡Suceden muchas cosas raras!

-Noche me pidió que le dijese que las está buscando.

-Ho, muchas gracias, muchacho. Y para ti, precioso gusano, tengo algo especial. Y sin decir mas, se acercó al gusano, y dejándose enroscar por el, le dio un beso las mejillas. -Nos volveremos a ver, encantador, ya pronto bajare a visitarte, algún día que pueda escapar de la estricta noche.- Dijo, mientras poco a poco su brillo la elevaba a su hogar.
-Se fue. -Habló el joven, con cierto dejo de desilusión. -Tanto esfuerzo que has hecho, ¿y se fue?
-Pero dijo que volvería -Contestó el gusano, sonriente de oreja a oreja, y muy alegre, pues había encontrado lo que tanto buscaba. -Y mi hogar esta justo aquí, y esta noche la veré brillar, y sabré que aunque todos la vean, ella brillará solo para mi.
Muy conmovido, el joven se hizo a un lado, y se sentó. Miró hacia el cielo, hacia donde había partido la dama, y desde donde él había caído, y diviso lejanamente, un nube que se acercaba. había sobre ella, una preciosa joven, con bellas alitas de luciérnaga sobre la espalda. Tenia el cabello de color dorado y muy bonito, y sus gestos y facciones delicadas deslumbraban tanto como todas las mariposas y estrellas juntas. sin embargo, y entre tanta belleza, su rostro estaba enojado.
-Tú, espantoso lobo, y tú, inservible gusano, ¡han sido ustedes quienes robaron mis mariposas durante la tormenta! ¡Y encima te atreviste a robar de mi propia soga, la gatita y el pañuelo que encontré después de la tormenta! Vuelvan a mi, señoritas, y dejen a estas criaturas terrestres donde pertenecen, en el barro.
-Disculpa, Hija de las Luciérnagas, -Se apresuró a decir una de las mariposas- Pero ellos no fueron. El es culpable de rescatarnos de un pillo pajarillo, y de convertirse en guardián y salvador de las mariposas.
-Solo choque contra tu soga sin querer -
Dijo agachando las orejas.

-Y él, -siguió la mariposa- puede que sea un gusano, si, pero es carismático, y ha sido el consejero de nuestro guardián, guía sabio que encontró una estrella y la devolvió al cielo para que brille donde todos la vean.
El gusano, que se sentía lleno de orgullo, pues que otro gusano era defendido por mariposas, besado por las estrellas, y reconocido como sabio, se erguía cuanto podía al lado de su amigo, quien se mantenía melancólico y con las orejas bajas, y la vista fija en la Hija de las Luciérnagas. La bella joven se tomo unos segundos para pensar, mientras su rostro cambiaba de enfadado, a indiferente, de indiferente, a sereno, de sereno, a sonriente.
-¿Han hecho tanto en tan solo lo que dura un sueño? -Tenia la misma hermosura que las mariposas en la voz, daba la impresión de que entonaba una melodía dulce mientras hablaba.
-¿Mencionamos que no le temen a los gigantes? Han hablado con el sobrino de
la Diosa de la Tierra, y ninguno lo hizo temeroso. -Dijo una de las más grandes mariposas, que revoloteaba cerca de los oídos de la bella joven.
-Entonces, deberían venir un momento conmigo. Súbanse a su nube oveja, y síganme.
Ambos volvieron a montarse en el gaseoso animal, que ahora no dejaba de balar, pues la ilusión del gusano era enorme.
Llegaron hasta una soga, la misma que había chocado el cachorro, en la que habían muchas cosas secándose, una cometa, un par de zapatos, algunas ventanas, un cometa, y muchas otras cosas, y al joven le llamó la atención una en particular. Un reloj de arena rajado, que contenía una torta de cumpleaños dentro.
-¿donde encontraste tantas cosas? -
Preguntó el joven.

-Ho, aquí, por allí, por allá, la tormenta dejó muchos escombros. Quiero darte esto a ti. Te será útil. Siempre que quieras llegar hasta las estrellas, usa un cometa.-Y en gesto de agradecimiento, le entregó al gusano el barrilete con forma de estrella fugaz.
-Ho, graziaz, prezioza Hija de laz Luziernagaz. Zeguro me zera útil.

-Y para ti, joven lobo, no se que darte. Tu camisa parece rasgada, ¿por que no buscas algo que te quede?
-En realidad, quiero esto -
Dijo tomando el reloj rajado.- Siento... siento que es mío.

La joven lo observó bien, y sin dudarlo, le desabrochó la camisa, he introdujo en un segundo el reloj que contenía una torta. La cicatriz del lobo brillo unos instantes, y luego se cerro como si fuese una herida hecha hace mucho tiempo atrás.
-Era tuyo, si, era tu corazón. Lo perdiste durante la tormenta, joven lobo.

El joven, sorprendido, ahora sentía muchísimas cosas. La Hija de las Luciérnagas tenia un brillo especial y atrayente. El gusano ya no le causaba desconfianza, si no mas bien todo lo contrario, sentía que dejaría sin dudar la vida en sus manos (o en su habilidad para enredar cosas, pues era un gusano). Las mariposas eran divertidas y graciosas, y su baile transmitía alegría. Las nubes tenían formas de muchas cosas, en todos lados veía dragones, ovejas, sapos, reyes, gigantes, casas, ¡Podía encontrar cualquier ilusión entre las nubes!
- ¿Por que era un reloj rajado, con una torta dentro?
- Carente de tiempo, tu corazón es eterno. y contiene una esencia dulce de recuerdos felices.